11 nov 2015

10 años de cocción



10 años de cocción


En poco será diciembre y los calores en el sur recordarán que allá por el este el sol emerge tempranito desde el mar y un rancho grande y negro, cueva del descanso, escenario de reencuentros y aires nuevos vuelve a la acción. El Satori Valizas aceita las bisagras de sus puertas de uno y otro lado del hogar para recibir su décimo verano que sin ser el mismo que diez años atrás, se asemeja. Nos aprontamos para abrazar a los amigos que cada año eligen volver, a los amigos de los amigos que se multiplican y a otros tantos viajeros que recalan dejando su huella al pasar.

La casa que un día decidió ser hostal, hoy es taller en invierno, alberga las curiosidades de sus anfitriones conjugando el trabajo de Juan con las experiencias de Jimena que acorde al clima se ha pasado los fríos trabajando cuidadosamente el fieltro, creaciones que activan el alma del lugar y que se pueden encontrar en la biblioteca, la cocina y a los costados de la estufa junto con la obra de distintos artistas que habitan los rincones, que crean pequeños mundos de fotografía, pintura y escultura y engordan la biblioteca del salón.

Satori vuelto posada recibe hasta a diez viajeros a la vez; en el segundo piso divididos en tres cuartos, habrá quienes ocupen la cama matrimonial, quienes compartan una recámara doble en una cucheta o el dormitorio comunitario con seis camas más. Lo cierto es que estén donde estén los viajeros contarán siempre con una ventana al mar y ese susurro que calma las noches y trae consigo el sueño profundo.

Por dentro la casa se ilumina levemente cada noche fruto de la recarga solar que los paneles recogen durante el día. ¿Ducha caliente? ¡Claro que hay! Los bañistas pueden quitarse la arena en el baño exterior durante el día y tomar una ducha calentita en el baño interior cuando el cuerpo se los pida.

En Satori Valizas el reencuentro es sinónimo de fiesta, porque nos acostumbramos a que vuelvan los mismos viajeros que a su vez traen a nuevos amigos así como a la llegada de otros que supieron por comentarios que aquí la pasamos bien. Quizás fue producto del tiempo que adquirimos ritmos como ritos que casi de manera natural alinean el funcionamiento del espacio.

Como buenos epicúreos, nuestras especialidades gourmet comienzan en la mañana cuando la cafetera italiana esparce su aroma y el pan casero de Jimena despierta a los madrugadores que entre 8:30 y 10:30 bajan a desayunar. Conocemos lo que ofrecemos, como la miel del desayuno que viene de un árbol que hemos visto crecer y las mermeladas caseras producidas por los vecinos del balneario.

Es así que cada noche la cocina se vuelve punto de encuentro. Si no es Juan que explora una nueva receta es Jimena que presenta sus clásicas pizzas caseras; hasta que los viajeros van tomando confianza y de los estantes surgen nuevos condimentos y de las charlas nuevos cocineros, ayudantes y chefs que noche tras noche exponen sus talentos en una suerte de competencia donde los comensales son los verdaderos ganadores de placer.



Y pensando un poco en ese otro lado que es el del huésped, es que en estos últimos tiempos nos hemos dedicado a viajar pasando como espías por distintas posadas del mundo, posadas hermanas con distintas propuestas pero procurando siempre el calor de un hogar. Desde Argentina a Europa las experiencias han sido satisfactorias, porque existen sitios en el mundo que abiertos esperan la charla amiga, crear rincones de relax donde compartir sabores característicos y dejar impresos recuerdos que son enseñanza. De estas últimas excursiones hemos nutrido nuestra casa con condimentos y nuevas recetas e historias para contar.

2016 se aproxima y para ese entonces todo estará listo, Zen el perro labrador cumplirá años y estará atento junto a Fresia la felina del hogar esperando los mimos del calor.

Allá en Valizas, en un rincón pesquero donde las olas rompen fuerte y el viento tiene su propia personalidad, un poco antes de las dunas, las piscinas oceánicas, al costado del arroyo pesquero, de espaldas al bañado, el Satori Valizas espera en calma el arribo de un nuevo año, un cúmulo de actividades, visitas y experiencias que como siempre darán para hablar.

¡Qué venga el nuevo año, el calor es de todos, pero el descanso espera acá!


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